Híbridos de té clásicos: Virgo

Quiero empezar ( y espero que todos colaboréis en la medida que os sea posible) una serie de entradas que tengan como tema central esos híbridos de té, que tan cansados nos tienen a veces, pero que a pesar del paso del tiempo (aunque sea relativamente muy breve) siguen siendo rosales dignos de cultivar en cualquier jardín y, además, fáciles de encontrar en el comercio.

Uno de mis favoritos es sin duda Virgo, también conocido como Virgo Liberationem. Hibridado por Mallerin (autor, entre otras rosas, de la tan antagónica en cuanto a colorido Guinée), en Francia, durante el año 1947, sigue siendo, sin lugar a dudas, una de las rosas blancas más bellas y estilizadas de cuantas hay en el mercado.

El arbusto tiene un aspecto rígido, follaje lustroso y un porte de típico híbrido de té ( su altura dobla prácticamente su anchura). Tiene cierta mala fama de propensión a la mancha negra, pero en mi clima mediterráneo los hongos no han sido nunca un problema para Virgo. No es el rosal que más abundantemente florece, pero tres buenas floraciones anuales las da perfectamente.

En cuanto a la flor, aparecen aisladas o en ramilletes. Sus capullos son esbeltos y muestran una forma centrada, típica de las flores de exhibición. Su perfume, de té, es medio.

El color, siempre aspecto controvertido, pretendidamente, es pura y virginalmente blanco. Pero con matices. En primer lugar, los capullos, antes de abrir, tienen un blanco nacarado. Posteriormente, madura la flor, cada pétalo tiene una uña amarilla. En las foto es apreciable esa base notablemente amarilla.

Sea como sea, es una rosa bella y serena, más o menos blanca en función de condicionamientos climáticos. Esa belleza se ha visto recompensada con premios, como el de la RNRS en el año 1949. Además, una considerable y distinguida progenie tiene como antecedente a Virgo, como por ejemplo, Iceberg, la floribunda más famosa del mundo.



"El hombre es más duro que el acero, más fuerte que la piedra y más frágil que la rosa".Proverbio turco.