María Medina: dos ejemplos con rosas.
María Medina es una de nuestras mejores y más meritorias paisajistas. Nacida en Sevilla, se traslada con su familia a vivir a la localidad francesa de Villandry con catorce años. Ciudad emblática donde las haya en jardinería, Villandry supone su toma de contacto con los jardines galos. Un punto de inflexión en su vida, que marcaría su futura carrera, según ella comenta.
Estudia paisajismo en la entonces recién inaugurada Escuela Castillo de Batres en Madrid, de la mano de Leandro Silva, al que considera su mentor. Tras diversos proyectos y viajes, abre su propio estudio en 1982.
Desde entonces ha llovido mucho, y María Medina ha sido la encargada de realizar algunos de los proyectos paisajísticos más importantes de nuestro país. Cabe destacar su paso por Patrimonio Nacional, donde diseñó la recuperación de jardines históricos, como los del Palacio de La Granja en Segovia.
Bajo mi punto de vista, definiría su estilo como elegante, alegre, nada recargado, y con pureza de líneas. Ella se define así:
Lo cierto es que no tengo ningún estilo ni preferencia en particular. Cuando me encargan diseñar un jardín intento realzar el lugar, solucionar los problemas que existen, conjugar y utilizar todos los elementos de forma para que se consiga el ambiente que pretendo; y, sobre todo, que la vegetación, cambiante a lo largo del año, le dé vida. Me gusta pensarar en lo que puee suceder en el jardín cuando tenga vida; me aburren tremendamente los jardines en los que nunca pasa nada.
Los dos ejemplos que vemos a continuación resultan de especial interés, ya que nos dan un par de buenas ideas para jardines castellanos.
Utiliza rosales a modo paisajístico, un cultivar de flor blanca sencilla. Contrarresta así la formalidad de los setitos de boj, y todo el conjunto tiene un aire campestre más que adecuado al lugar (Gredos-Ávila).
Este ejemplo me encanta. Dos rosales trepadores blancos (diría que son del cultivar Iceberg clg.), enmarcando el portalón en una finca castellana. Conviven de nuevo con la formalidad del boj, y con la informalidad campestre del romero.
Fotografías: María Medina.
"Una rosa es una rosa es una rosa".
Gertrude Stein.
Comentarios
Gracias siempre por tus informaciones
UN beso
Maruxa.
Y el camino, el camino de siempre, que al andar levanta algo de polvo, pero poco, y son de una dureza poco corriente tanto en verano como en invierno pese a la lluvia, como si no se desgastara...
salvo si pasan vehículos no hay problema, no es preciso colocar grava ni nada.
besitos,
Ioli, creo que es justo reivindicar también el jardín castellano, en su propia génesis y estilo.
Besos para las dos :))).
Respeto y potenciación de especies adaptadas a las crudas condiciones.
Las palabras de Ioli sobre el polvo del camino, me trae a la memoria el maravilloso olor de esa tierra cuando llueve en primavera-verano. Recuerdos de la niñez.
Gracias Hawai y besines a todos.
Quizás es que coincido con ella en la búsqueda de ese tipo de serenidad, y por eso me resulta agradable su hacer.
Besines ;).