Otra compañera para nuestras rosas: Bergenia crassifolia

La Bergenia, también conocida como Hortensia de invierno, es una de las plantas más típicas de los jardines de la Península. Diría yo que forman parte de ese grupo de plantas bastante pasadas de moda, que si bien se suelen vender en los viveros, tengo la impresión que si no las hubiera recibido por herencia nunca las habría comprado.

Tienen un crecimiento horizontal, mediante unos rizomas leñosos bastante superficiales. De ellos emergen las hojas, grandes y de forma más bien redondeada. Con este fondo de hojas verdes, en febrero surgen las flores arracimadas de color rosa tierno. Siempre he cultivado la variedad de flores sencillas, pero a la venta existen variedades dobles. De cualquier modo, una planta muy sencilla de cultivar, que lo único que exige es agua en las épocas más secas del año. El resto del tiempo nos podemos olvidar de ella.



Os preguntaréis si este tipo de planta parece, a priori, útil para mezclar con los rosales. Mi experiencia me dice que esta combinación no habría sido posible si la hubiera meditado. Me encontré con un espacio con buena insolación matinal pero no con la misma luminosidad durante la tarde. Esta exposición parece la más correcta para mantener las tiernas hojas de la Bergenia con buen color. Los rosales ya estaban colocados con anterioridad en ese emplazamiento, con unos resultados más que aceptables, partiendo de la premisa que con una mayor exposición al sol las floraciones serían más abundantes. Resitué y dividí entonces las viejas Bergenias de mi abuela. Y los resultados son los que en las fotos se ven, rosales brotando a finales de invierno con Bergenias plenamente en flor.

Otro motivo para cultivar plantas con floración en invierno junto con los rosales es que nos podemos despreocupar de los colores de las flores, ya que no coincidirán en el tiempo con nuestras rosas.


"La espina defiende a la rosa, y sólo hiere a aquél que quiera robar el capullo".
Proverbio chino.