Janet: historia de una metamorfosis no-kafkiana.
Jajaja, vale, admito que el título es pretencioso ;), pero no he podido evitar la licencia literaria....Janet (Austin, 2003) llegó a mi huerta marítima hace años, siete en concreto. En esa etapa, estaba muy condicionada por los grandes florones de Austin, llenos de pétalos y multitonos. La planté en una de las esquinas de un arriate, pero jamás se desarrolló como arbusto...florecía, eso sí, pero no en abundancia. Está claro que no era la orientación correcta, me di cuenta al observar qué tipo de rosal era fuera de la definición del catálogo.
Así que, sin tirar la toalla, Janet consiguió su segunda oportunidad, en una orientación protegida y apoyada en un muro. El cambio ha sido brutal.
El arbusto comenzó a crecer, muy ramificado, y pegado al muro, se notaba su tendencia trepadora. Pero, lo mejor de Janet es su capacidad para florecer continuamente. Cuando digo continuamente, es continuamente, una flor tras otra. Es un pequeño trepador cargado de flores enormes y con aroma de intensidad media, a té, muy agradable.
Cualquiera puede darse cuenta de que esta capacidad para la floración la hereda de algún ancestro de té. Las ramas, las hojas,...todo recuerda a un rosal de té, necesita calor, pero no mucho y le molestan las ubicaciones donde se pueda resfriar. Austin describe Janet como 'parecido' a un híbrido de té. Curiosa (y comercial) definición, porque está lejos de ser un híbrido de té en cuanto a necesidades y comportamiento. Si dijera la verdad, prácticamente nadie se animaría a comprarla.
Janet nunca dejará el catálogo de Austin--es demasiado tentadora-- pero jamás va a ser una de sus rosas archipopulares, porque no es fácil tener éxito con su cultivo.
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