Pasó el otoño... y llegó el invierno.
Mi amiga María, del blog Paisaje Vegetal , ha tenido la amabilidad de enviarme unas fotos de rosas escarchadas por la helada decembrina. Y, con ellas, llega la perfecta excusa contemplativa para hacer balance y divagar un rato. 2013 nos trajo una primavera anti-primaveral, con exceso de lluvias y temperaturas bajas hasta bien entrado el mes de junio. Desde luego, no será uno de mis años roseros predilectos, demasiada incertidumbre, aunque, paradójicamente, la huerta marítima estuvo más espectacular que nunca. Sí recuerdo la floración de las magnolias como estupenda. Y la de los Iris germanica. Algunos rosales se resintieron, necesitados de una mayor templanza, en especial los híbridos de té. Es un misterio, dado que los rosales de té florecieron de forma habitual, y, en teoría, necesitan más el calor que los híbridos. A la primavera infernal le siguió un estío a la antigua usanza: semanas sin una gota de lluvia. No puedo decir que me importara, ya que soy p...