El oídio o polvo blanco del rosal: reconocer, prevenir, curar.
Se deja de lado por aburrimiento, por recrearse en la parte bella de la afición jardinera, o por dulce pereza :),...me refiero a hablar sobre este desagradable pero necesario tema a tratar: las distintas enfermedades fúngicas de los rosales.
Oídio sobre folíolos y capullo de rosal. Se puede observar el matiz grisáceo, y el curvamiento. Fotografía del Institute for Bioscience & Biothechnology Research, Maryland.
El oídio o polvo blanco es una enfermedad fúngica muy común producida por una familia de hongos similares. En el caso del rosal, el hongo es Sphaerotheca pannosa var. rosae. Se reconoce con facilidad: empieza como pequeñas manchas blancas o blanco grisáceas, polvorientas, y que se encuentran en los brotes, hojas y flores. Llegan a curvar las hojas y a abortar el desarrollo de las flores, en los casos más severos o no tratados.
Oídio sobre hoja de rosal. Fotografía de la Utah State University
Las características que definen esta enfermedad es que se extiende con rapidez, las esporas viajan en el viento. Y es muy persistente, siendo fundamental la prevención, ya que eliminarla del todo puede llegar a ser algo tortuoso. Controlar el oídio es el gran hándicap del cultivo de rosales en clima mediterráneo y en invernaderos.
Oídio sobre capullo de rosal. Fotografía de la Utah State University.
Las condiciones ambientales para que se desarrollen las esporas del oídio son:
- Temperatura de a partir de 16º C.
- Humedad ambiental elevada. Esto se refiere al entorno del rosal, es decir a los tejidos en los que van a crecer las esporas del hongo. Para germinar, las esporas no necesitan agua (gotas de agua), les basta que haya humedad suficiente y que ésta permanezca por más de tres horas.
- Tiempo atmosférico con días calurosos y secos, y noches frescas, lo que favorece la condensación. Es el típico en primavera y otoño.
- Ubicación umbría del rosal, lo que hace que desarrolle crecimientos ahilados con tejidos débiles, donde el hongo se asienta con más facilidad.
- Escasa circulación del aire entre plantas, jardines superpoblados.
- Estrés hídrico en la raíz.
- Deficiencia de calcio, que provoca tejidos débiles.
- Abonos con exceso de nitrógeno, que provocan crecimientos rápidos, pero tejidos débiles.
- Sobre todo en zonas mediterráneas, donde la incidencia es elevada, decantarse por cultivares de rosal resistentes al oídio.
- Plantar los rosales con suficiente espacio, lo que permite la circulación de aire y evita condensaciones.
- Regar en profundidad los rosales en suelo.
- No regar los rosales con riego por aspersión.
- Propiciar un suelo rico en materia orgánica, lo que ayuda a generar una raíz más fuerte y que absorbe mejor el agua de riego.
- Los rosales en maceta, quizás pueda ser necesario darles dos riegos diarios en épocas de calor, o si hace viento.
- Recordar la máxima de cultivo: un mínimo de 6 horas de sol al día. Esta máxima es ineludible en primavera y otoño. En verano, el sombreo ligero para cultivares delicados, puede ser necesario. Ojo, cuando digo sombreo, me refiero a horas centrales del día y en caso de insolaciones extremas.
- Abonar con compuestos específicos para rosales, ya que tienen la dosis adecuada de nitrógeno, fósforo, potasio y microelementos (como el calcio citado anteriormente).
- Si observamos que las condiciones medioambientales son propicias para la germinación de esporas, fumigar preventivamente, sobre todo si en años anteriores el oídio ha aparecido en nuestros rosales. Esta fumigación preventiva hace posible el uso de fitosanitarios de contacto, menos perjudiciales con el medio ambiente, como son los compuestos de azufre y los fungicidas orgánicos de última generación. Como están cambiando año a año, lo mejor es consultar con el experto de la agrotienda, para que nos recomiende el mejor en cada momento.
- Cuando compramos un rosal que ha sido cultivado en invernadero, hemos de dar por sentado que trae como 'huésped non grato' esporas de oídio, y actuar en consecuencia. Esto es ineludible para los rosales mini.
Curar si el oídio ya ha hecho su aparición muchas veces no resulta sencillo:
- Acostumbrarnos a revisar a diario las hojas y brotes tiernos de los rosales, y actuar ante el mínimo indicio.
- Retirar todo el material vegetal enfermo que podamos, y nunca echarlo a la pila de compost.
- Fumigar con fitosanitarios curativos, que, por lo general, son sistémicos. En la agrotienda o un buen garden center nos pueden asesorar, ya que estos productos van evolucionando año a año. Una marca siempre fiable es Compo, que envasa en formato jardinería los productos de Syngenta (más difíciles de conseguir, ya que sólo se suelen encontrar en agrotiendas). Pero, la oferta es muy amplia.
- Nunca usar demasiadas veces seguidas el mismo principio activo: alternar varios principios activos hace que el hongo no genere resistencias.
- Empapar bien las hojas al fumigar, así como el suelo.
Feliz cultivo, felices rosas y que el oídio no os invada nunca ;).
"Una rosa es una rosa es una rosa". Gertrude Stein.
Comentarios
Gracias Hawai. Magistral este tema.
Besos!!!